No me hables de Babel, querida,
No me hables de Babel.
Si supieras , amor,
que el engaño vive
en el océano de rosas y arlequines
tal vez entenderías el dolor de la tierra
o el pesado llanto de los mares.
Si supieras, amor,
la ausencia que lleva consigo
el estrecho,
si sólo eso supieras
tal vez entenderías
mi rabia
mi dolor todavía.
No me hables de Babel, querida,
No me hables.
domingo, 12 de abril de 2009
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